jueves, 29 de noviembre de 2012

La carta


“Que si madre, que estoy bien y como sano todos los días”. Es imposible, una madre siempre vive preocupada de que te encuentres bien, asumo que es una mentirilla blanca que almuerce completos y no charquicán como ellas pretenden. Pero mal no me siento si me como completos o un paquete de papas fritas, en cierto modo no me siento mal si trasnocho un poco o no me levanto en todo un domingo, o cualquier cosa que una madre hace poner un grito en el cielo.

“Que si estoy bien, que si yo también te amo”. De estar bien se puede decir que si, cuando llevas una vida tranquila con tus pequeños momentos de caos, no se puede decir que estas mal, pero decir “normal” no es convincente, solo di “bien”. Por otro lado el “te amo” es real, es imposible no amar quizá a la única persona que le puede importar si te duele una uña, es imposible no amar quien tiene el mayor grado empatía contigo. “Que si mamá, no paso hambre”.

“Que si leí tu carta, pues si me gusto y me sirvió mucho”. ¿No sé si esto sea mentira u ocultar la verdad?, ¿de ser mentira no sé qué tan grave puede ser? De que la carta la leí es cierto y juro que la leí cinco veces más. El que me gustara por ahí puede que sea la cosa, pero no me desagrado y no la encontré tonta. Del que me sirviera… si claro que me fue útil para poder darme ánimos en un momento. Quizá mi gran mentira fue que al leerla me hizo llorar y no le conté, no le pude contar que me llore cada una de sus palabras.

Es que va más allá de que si comes bien, o pasas frio, o de que no te has resfriado. Va por el lado de darte cuenta que toda pena, todo sufrimiento, todo lo mal que te puedes sentir, es una pena doble para mi madre. El sentimiento de culpa de no poder abrazarme, el sentimiento de culpa de que en la adolescencia o la niñez no tomo la mejor decisión, el sentimiento de culpa mayor porque estas en un mundo en el cual no quieres vivir y ella no pudo cambiarlo para hacerlo más vivible. ¿Cómo decirle que no es su culpa si yo he sido el irresponsable?

Yo la he cagado, yo lo he hecho mal de nuevo y quizá lo siga haciendo mal en muchas cosas. Si la he pasado mal no fue de forma gratuita, puedo excusarme que soy un humano que comete errores, que mi melancolía sea parte de mi naturaleza maldita. En fin solo son excusas y para ella esas cosas no importan, ella solo me dio la vida y la responsabilidad enorme para ella de cargar con eso, de que si desprecio mi vida, ella también siente que la culpa es suya. Si es imposible convencerla de que estoy bien, lo es más aún que no es parte de la responsabilidad cuando estoy mal, aun así de conseguirlo, ella seguiría sintiendo mis penas y errores como suyos más que míos.

Llore y no le conté, quizá porque no quiero darle más penas o preocupaciones. Puede que me da miedo a que deje de escribirme, porque espero mucho más su carta que los cigarros de chocolate.

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