jueves, 25 de septiembre de 2014

Aquí no quedan dioses

Se aburrieron hace tiempo y decidieron desperdiciar su eterna existencia en otra cosa. Desde entonces cada uno se rasca con sus propias uñas y nos inventaron eso del libre albedrío para no sentirnos desvalido. Pero la triste verdad es que perdieron interés en una raza tan bruta y no existe pastilla tan fuerte para tremendo dolor de cabeza. A mí me la suda lo que hagan esos maricas, bien por ellos y sus celestiales culos.

Aquí no queda ningún dios o deidad o santo o buda o virgen (de esas dudo que existieran). Aquí solo quedan bolsas de piel rellenas con vida, abandonados en un pedazo de algo entre medio de todo. Algunos pensaran que cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta. Pero la triste realidad es otra,  dejaron gatos a cargo de la carnicería. No puedo decir otra cosa de muchos representantes divinos, me da envidia el no poder hacer también lucrativa mi demencia.

Ellos se fueron y de cierta forma no los culpo, yo también en su lugar hubiese hecho lo mismo. La verdad es que lo vengo haciendo desde hace mucho, cada vez que tiro la cadena.

martes, 23 de septiembre de 2014

¿Qué es lo que tengo?

Aun me queda algo de esa rabia infantil, algo de la preocupación por la vejes y algo del miedo irreal a la muerte. En cambio me sobran las palabras y las erecciones matutinas. Por ahí tengo guardado algunos sueños, entre ideales y frases bonitas para escribir con los nudillos.

Me queda una vida cada vez más corta por delante, un pasado que cambia matices con el tiempo y el presente como una partícula de polvo. Me queda la incómoda verdad de las revoluciones y la insufrible verdad de sentir aprecio por algunos seres humanos. De la felicidad vestida de mujer no me queda nada, solo recuerdos que morirán junto con la existencia.

Nunca tuve dios, pero si tuve fe en desperdiciada en la humanidad. Aún queda ese capricho de ponerme en frente contra la realidad y la manía de demostrar que es flexible. No me queda nada de creencia en la sociedad, solo la sensación de engaño permanente. Nunca he tenido utopías, solo los pasos para alcanzarla algún día. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Violento

Con paz solo consigues dormir, para cambiar el mundo se necesita ser un animal violento. Violento como los árboles desafían el humo sobre nuestras cabezas. Violento como la lluvia que entristece el paisaje. Violento como la vida y su adicción a la muerte. El que quiera enseñar su corazón debe estar dispuesto a sangrar, de lo contrario solo va ser otra mueca que se confunde entre los bostezos.

La paz no alcanza ni para ser utopía, es un estupidez compararla con el silencio y la libertad, pues la paz solo se comparar con la muerte. Es la paz lo que nos hace apoyar la cabeza en la muralla y resignarnos. Nos hace vivir atrapado entre pantallas y amigos imaginarios. Nunca me cansaré de gritar “LIBERTAD A LOS PRESOS MENTALES”. Es eso, o condenarnos a la muerte natural y no al saber morir.

Violento como los peces que no saben del suelo. Violento como el universo y su desconocida eternidad. Violento como el azar y la existencia. Violento como el sol y el agua creando vida. 

viernes, 19 de septiembre de 2014

GG

Me gusta que los insectos sean más que los humanos, pero nunca me ha gustado mucho que los humanos se comportan como los insectos.

Maldita humanidad, malditas larvas, maldito sentido de preservar la especie. Alguien en estos momentos está saliendo de la concha de su madre, solo para seguir llenando pañales con mierda. Que ironía, la televisión llenara de mierda más cabezas.

Maldita humanidad, maldita sea que nadie sepa lo que significa. El baño no alcanza para todos, mejor el aborto que hacer fila para limpiarse el culo.

¿Amas al próximo como a ti mismo? Suicídate, dona órganos y deja de seguir llenando el planeta con mierda. Aprende a cagar como insecto y no vivir como uno.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Pasando revista

Desperté con el sol del mediodía en la cara, la espalda haciendo contacto con el suelo y el sabor a vomito en la boca. Si en un momento perdí la cabeza, un dolor agudo en la sien me recordaba donde la había dejado. La billetera  algo más ligera y por lo menos las llaves no decidieron separarse de mi lado. Mejor no pensar en el último recuerdo, dejaré esa tarea para la ducha fría. Parece imposible, pero por fin mi cuerpo pide agua, señal de toda tregua con la mente adolorida. No conozco el bulto en mis pies, ni conozco el culo que duerme a mi lado, el lugar me es familiar tanto como cagar café en grano. Aparte de dinero, no me falta nada. Echar un vistazo al culo para ver que si valió la pena y salir pensando en que fue una buena noche.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Un mal día

Pisar caca de perro; por fin consigues asiento en el metro y a la estación siguiente sube un ejército de embarazadas; se te apaga el último fósforo y el calefón sigue sin ser prendido; te toca la abuelita que cuenta las monedas de 10 delante de ti en la fila del súper; no encontrar la llaves en la puerta de tu casa y estar que te cagas;  se te da vuelta la bebida del almuerzo; no queda pan en el negocio y te ofrecen pan de molde; tu mina te dice “tenemos que hablar”.

Un mal día, un puto mal día lo tienen todos. No hay solución para eso, solo queda apoyar la cabeza en algo suave y mandar el mundo a la mierda entre sorbos de cerveza.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Salvajes, la densidad de la sangre.

Fue un 5 de marzo cuando me presentaron a mi madre, pero tuvieron que pasar años para poder entender que rol que juega esa persona y ese título que conlleva. En fin, un poco para explicar el contexto, me vi creciendo en el seno de una familia clase media con todo lo que eso significa.  Los valores cristianismo mezclado con la burguesía, el miedo a la miseria, deseo por lo que la televisión nos ofrecía y la única real herencia a la cual aspirar era la educación. En esto último era mi madre una sacerdotisa al respecto, una muy orgullosa profesora de básica.

Yo desde mi ni nacimiento fui un salvaje, pero ese salvajismo, era solo la voz que según Cristo no debíamos escuchar. Así que la ignoraba por miedo al infierno, de la misma forma ingenua me tiraba del ropero con un par de guantes gritando “VENGADOR A MI”. Pero el ser salvaje estaba ahí al asecho, como el cazador que es, esperando su momento de atacar y hacerse valer. Yo solo ignoraba e intentaba ser buen hijo, un buen hermano, un buen cristiano merecedor de la salvación eterna. Lo que nunca intente fue ser buen alumno y lo digo con orgullo. Las escuelas te enseñan de todo, menos ser feliz. Esta parte es curiosa, porque si bien mi rechazo al colegio era absoluto, nunca pude ver en mi primer periodo escolar, a mi madre la profesora como un némesis. Por el contrario, para mí solo era la mamá y era motivo mucho más que suficiente para amarla.

Claro que hacia rabiar a mi madre y qué niño no lo ha hecho. Hacia mis travesuras, tenía mis berrinches y por sobre todo mi odio a la tarea. El resto del tiempo vivía lejos del mundo y sus problemas, como un miembro de una familia bien constituida ante los ojos de dios. Así que no me hacía problemas de disfrutar mi vida como hijo, hermano o nieto. Los grandes se hacían cargo de todo y yo podía darme el lujo tener a Tom y Jerry como religión. Siempre confíe mucho en los adultos, así que era simple dedicarme a ser feliz y vivir como un mamón entre los brazos de mi madre. Pero por mucho que viviese bajo las polleras de mamá, algo me hacía sentir como el lobezno a la siga de las tetas de la loba.  Dos depredadores disimulando en el mundo de los humanos, aunque motivos distintos. Lo mío era solo instinto, mi madre en cambio era una figura pública y con mucho interés en el que dirán.  A mí también me importa el que dirán tanto como a ella, pero no para camuflar mi salvajismo, más bien para camuflar mi humanidad.

Confirmé el lado salvaje de mi madre en el comienzo de la pubertad y la bestia comenzó a mostrar los colmillos. Tuvimos que ser dos mantis dentro de un salón de clases, separados por 44 pares de ojos que eran presente de ese momento de nuestras vidas. Es extraño que mi madre crea que le tenga rencor, porque estudie en un colegio distinto al de ella y mi hermana, de todos modos odiaría cualquier colegio. En verdad le tengo revancha al tener que llevar una esquizofrénica de vida de hijo y alumno. Era mucho si le sumo a la idea que era un perdedor, me vi obligado a refugiarme al 100% en la locura. ¿Un loco fingiendo más demencia aun? Claro que tuvo que ser opción cuando tienes intereses de adultos, pero con la experiencia de un niño mimado.

No vi como un salvaje hasta que use por última vez uniforme de colegio y lo acepte con los brazos abiertos. Cometí más errores que cualquiera y algunos me trajeron consecuencias que han hecho pasar más de un mal rato a mis seres amados (por lo cual es lo único que me hace sentir arrepentimiento). Pero he tenido momentos felices y he aprendido a ser consciente de eso. También de los momentos amargos y los difíciles que entretienen la vida. Salvaje endémico del cemento, puedo tener paz con solo apoyar la cabeza en el suelo y mirar los cables de la plaza. Salvaje como la maleza desobediente entre las veredas, me voy haciendo camino entre las calles y los domesticados. Más allá de un bien y un mal, mucho más simple que el cristianismo, mucho más profundo que el capital.

 Salvaje por herencia, esto no fue por aprendizaje. Me presentaron una mujer salvaje el 5 de marzo de 1982, yo simplemente aprendía amarla y a llamarla mamá. Pero definitivamente ella en su vientre formo a esta bestia, el ser que se niega usar corbata. Ella no está domesticada, la gente confunde a los lobos con perros. Solo es una sobreviviente de una generación de utópicos aplastados, se tuvo que hacer la idea de solo mostrar los dientes sin beber sangre, no puedo cuestionar los que buscan sobrevivir. Tampoco el refugiarse en el plan de vida perfecto, aun cuando yo fuese parte de ese plan. Pero aun así sigue siendo salvaje, cruzando la mitad del mundo para poner en práctica mejor que cualquiera el eterno retorno. Esas acciones no las hacen los domesticados, los domesticados solo hacen turismo. Salvajes ambos, el agua sigue su ciclo, la sangre se queda.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Esetegeo

El humo sobre la cabeza y el cemento bajo los pies. Olvidar el horizonte y levantar la vista para mirar un pedazo de cielo. Lo cotidiano de no conocer a nadie y sentir más miedo al olvido que a la muerte. La paradoja de la existencia en un mundo donde el presente no existe, todos estamos  por una fracción de segundo obsoletos. La ciudad, así de simple, el amor al basurero que considero mi hogar.

jueves, 11 de septiembre de 2014

El chileno promedio

El chileno llega a su casa a prender la TV y es como si leyera el  Corán o la Biblia. Se queja de los políticos, se queja de los encapuchados y se enoja por el fútbol. El chileno promedio siente deseos de comprar un celular nuevo y ahí encuentra morfina, la paz que tanto la pantalla le aconseja.

El chileno promedio no es persona, puede parecerlo pero no lo es. El chileno promedio es funcionario, usuario, cliente, paciente, presidario, estudiante, pensionado o simplemente un puesto en una fila, pero nunca es persona. El chileno promedio dejo de ser persona un 11 de septiembre de 1973, entre el miedo a las balas y la vida maravillosa de los gringos por televisión.

Ahora el chileno promedio anda por la vida llenando calles y metros. Tiene valores como la familia y el trabajo limpio. Pero cree tener valores que no posee, como la paz y la solidaridad. Nadie que crea en la paz anda tocando la bocina o subiendo al transporte público a codazos. Nadie que crean en la solidaridad espera las 48 horas amor para hacerlo. El chileno promedio no es pacifista, el chileno promedio es pasivo.

Al chileno promedio se lo cagan y no hace nada más que poner mala cara. Le suben el pan y pone mala cara. Le suben el pasaje y pone mala cara. Le suben los combustibles y pone mala cara. Le bajan los pantalones, le meten la verga hasta que le toque el cerebro y solo pone mala cara. El chileno promedio estúpidamente grita “paz”, en vez de “venganza”.

El chileno promedio solo sabe tener miedo e intentar no morir. Vivir parece peligroso en ocasiones, incluso hasta inmoral. El chileno promedio cree en el judío zombi o en el horóscopo. Rara vez cree en sí mismo.

El chileno promedio es solo una consecuencia de muchas circunstancias y casualidades. Desde el mismo Big-Bang, pasando por vivir en el culo del mundo (Santiago es el asterisco), llegando incluso a los matinales hablando siempre del último temblor. El chileno promedio es un malvado plan de la mercadotecnia universal.

El chileno promedio no sabe a quién odiar y suele terminar odiando a sus pares. Argumentos como el fútbol o el gusto de musical. El chileno promedio no sabe a quién odiar y mucho menos tener argumentos sólidos. El chileno promedio escucha una campana y babea.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Me pongo las antiparras.



No basta estar en contra de la poesía de pequeño dios,
en contra la poesía de vaca sagrada y de toro furioso.
También hay que hacer frente a la poesía de científico loco,
porque nunca bajé del Olimpo y ni siquiera he estado ahí.

Entiendan que lo de uno no es insolencia.
Solo las consecuencias de escribir con la sangre de la nariz
y hacer un penoso intento de homenaje.
¡Que viva el 15 de Vicuña!
¡Abajo la cota mil!

Al final de cuentas,
con tanto homenaje se puede decir lo que quiera.
Incluso alguien puede salir querellado
por hacer homenajes inmerecidos.
Puedo ser querellado por los penosos intentos de homenaje,
por el plagio de las risas fingidas
o por ser un pequeño burgués traicionando sus valores.

Por lo tanto aquí hago el frente dedicando palabras
y riéndome de mi admiración me pongo las antiparras.
Me bajo de esta montaña rusa solo para volver a subir.
Que la verdad no quede sin ser dicha.


lunes, 1 de septiembre de 2014

A los que quieren salvar el mundo:

No basta con defender los bosques, también se tiene que matar personas. Piensen en todos los árboles que ocupa un solo humano y solo para limpiarse el culo. Los humanos no generan oxígeno, en verdad solo generan hijos y basura. Por lo cual les puedo entregar una lista con sugerencias con ideas: Un falso reality show, donde en verdad sea una cámara de gas; considerar el serial killer como deporte extremo; ayuden al suicida a saltar del puente, ya saben, “sí tus amigos no saltan del puente, no significa que tú no tengas que saltar”; convencer a los quinceañeras que aborten; jugar tiro al blanco en el congreso o en su modo suicida en una comisaria; convencer a las veinteañeras que aborten; cumple tu fantasía de Edipo y asesina a tu padre (no es necesario tener sexo con tu madre). Si eres muy mamón y el matar te asusta. Por lo menos exige que en vez de lapidas, plantemos árboles por cada muerto. 

Entiendan que salvar el mundo no está en hacer like o amar a los perros. Hay que esterilizarnos y odiar los perros de verde. Corta, sin más vueltas que mirarte al espejo y ver el problema.