Con paz solo consigues dormir,
para cambiar el mundo se necesita ser un animal violento. Violento como los
árboles desafían el humo sobre nuestras cabezas. Violento como la lluvia que entristece
el paisaje. Violento como la vida y su adicción a la muerte. El que quiera
enseñar su corazón debe estar dispuesto a sangrar, de lo contrario solo va ser
otra mueca que se confunde entre los bostezos.
La paz no alcanza ni para ser utopía,
es un estupidez compararla con el silencio y la libertad, pues la paz solo se
comparar con la muerte. Es la paz lo que nos hace apoyar la cabeza en la muralla
y resignarnos. Nos hace vivir atrapado entre pantallas y amigos imaginarios. Nunca
me cansaré de gritar “LIBERTAD A LOS PRESOS MENTALES”. Es eso, o condenarnos a
la muerte natural y no al saber morir.
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