viernes, 5 de septiembre de 2014

Me pongo las antiparras.



No basta estar en contra de la poesía de pequeño dios,
en contra la poesía de vaca sagrada y de toro furioso.
También hay que hacer frente a la poesía de científico loco,
porque nunca bajé del Olimpo y ni siquiera he estado ahí.

Entiendan que lo de uno no es insolencia.
Solo las consecuencias de escribir con la sangre de la nariz
y hacer un penoso intento de homenaje.
¡Que viva el 15 de Vicuña!
¡Abajo la cota mil!

Al final de cuentas,
con tanto homenaje se puede decir lo que quiera.
Incluso alguien puede salir querellado
por hacer homenajes inmerecidos.
Puedo ser querellado por los penosos intentos de homenaje,
por el plagio de las risas fingidas
o por ser un pequeño burgués traicionando sus valores.

Por lo tanto aquí hago el frente dedicando palabras
y riéndome de mi admiración me pongo las antiparras.
Me bajo de esta montaña rusa solo para volver a subir.
Que la verdad no quede sin ser dicha.


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