Pisar caca de perro; por fin
consigues asiento en el metro y a la estación siguiente sube un ejército de
embarazadas; se te apaga el último fósforo y el calefón sigue sin ser prendido;
te toca la abuelita que cuenta las monedas de 10 delante de ti en la fila del
súper; no encontrar la llaves en la puerta de tu casa y estar que te
cagas; se te da vuelta la bebida del
almuerzo; no queda pan en el negocio y te ofrecen pan de molde; tu mina te dice
“tenemos que hablar”.
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