Un monumento a la “Loca Carmen”

En cada barrio hay un personaje que por facultades mentales trastocadas se transforman en el “loquito” del barrio, por ejemplo en la comuna de La Granja, me toco conocer a la “Teruca” y su Habito de andar cabeza gacha buscando monedas todo el día. Aquí en La Florida donde vivo se pasea peleando con las voces que nadie escucha la “Loca Carmen”, respondiendo con groserías y discutiendo eternamente con el aire. Asumo que su agresividad me produce cierto cuidado, no sabría cómo poder responder a sus ataques en caso de verme agredido por ella, aunque una vez me agarro a garabatos mientras me paseaba de la mano con una ex. “Ahora estay con otra po chuchetumadre”. Solo pude atinar seguir de la mano y explicarle entre murmullos a mi ex que está loca y mejor no hacerle caso, me da vergüenza asumir que use la vieja excusa de no hacer caso como lo hace la mayoría de la gente cuando te encuentras con alguien que solo necesita un poco de empatía.

Nadie sabe su historia real, siempre habla de un tal “Pato”, un amor que fue capaz de romper todo juicio y todo sentido de la realidad, bueno eso es lo que se sospecha en cada comentario pero la verdad solo la sabe algún lugar de su subconsciente. Con ropas coloridas, andar rápido a pasos largos, la cara arrugada sin ninguna preocupación por el paso del tiempo, la boca desdentada y las groserías que rompen la tranquilidad de la vida burguesa, recorre calles en su eterno dialogo de rabias, penas y rechazo, eso es todo lo que puedo saber de ella. Pero por alguna razón, aun en mi poco conocimiento y mi cuidado al verla en mi camino, despierta algo que no sé si sea admiración, pero doy las gracias de que existan “Locas Carmen” en el mundo.

Si exijo un monumento en su honor, no lo hago por que sea un personaje de culto, es por justicia a su persona, es por reconocer lo que enseña en su andar violento y por romper la monotonía del paisaje de condominios y casitas con rejas en las ventanas. De verdad hablo en serio en lo que digo, merece un monumento por enseñar amar hasta la locura, exijo un monumento porque su locura es mucho más honesta que la mía o la de cualquiera que gusta jactarse de eso, exijo un monumento en repudio a todos los pendejos idiotas que hacen burla de ella, exijo su monumento por romper la cotidianidad de las aburridas vidas en el barrio, pido sin cansarme un monumento por la libertad de no andar con medicamentos que te hacen actuar como parte del rebaño.

Muchos se jactan de ser normales, vivir dentro de los parámetros que te exige la sociedad y todo ese discursillo que solo sirve para sentirte aceptado. Pero viven en la hipocresía de solo morir como uno más, ser otro hoyo en un cementerio y no tener más legado que otro futuro hoyo, para que pasado el tiempo nadie te recuerde. Algún día dejaremos de ver a la “Loca Carmen”, pero será más recordada que muchos que solo saben morir de viejos, esto y todo lo antes argumentado la hacen merecedora de un monumento en plena plaza de los palos.