Mi amigo

Estaba con ese amigo al cual conozco hace mucho, asumo que en el principio de nuestras vidas las diferencias de ir en un mismo curso y tener suertes dispares, más que hacernos ver como rivales, nos hiso ver como ignorados uno del otro. Solo el tiempo y su benevolencia del tanto compartir aun cuando perdimos la cotidianidad, me di cuenta antes de que me cayera bien en que ya éramos casi hermanos. El pernocto en mi casa algo ebrio al igual que yo para terminar hablando de E. A. Poe y otros que merecen en este momentos más que uno el título de maldito, entre anécdotas y buscando licor guardado por ahí, solo hablábamos de los malditos, para que le bajara el sueño y a mí las ganas de escribir como si cada letra fuera una piteada de pasta base.

Justo al otro día en el barrio en que vivo se armar una feria libre, lo invite a que nos levantáramos a comprar algo de pescado y verduras para almorzar juntos. Acepto de buena gana y en el paseo entre los puestos de verduras y otras novedades, hablamos del mal de todo trasnochado y perdido en la nostalgia, las mujeres. Él me contaba intimidades de las relaciones que tenía con su ex, aun cuando ya no eran pareja, seguían en una especie de relación libre. Algo que a mí en lo personal me toco en el fondo por la temprana ruptura que he vivido y que él me ayudó con su compañía ha no sentirla tan dolorosa, que en ese momento entendí su empatía cuando el tema aún era latente hace un par de meses. Trate de entender su postura en relación al amor de su vida, pero me era imposible ya que el amor de mi vida lo perdí para siempre, solo tenía la resignación de los recuerdos, para él su resignación era aprovecharla cada segundo antes de solo tener recuerdos.

Me di cuenta que nuestras suertes en cierto punto siguen siendo dispares, pero ya no somos ignorados el uno del otro. Juntos levantamos la libertad como emblema, a los malditos como héroes y tener como mejor legado hijos teniendo más hijos, la oportunidad de hacer una generación proto futurista.