Caminaba por cada pasillo y mi mente repetía: “La vida no es
sagrada”. Miraba el gris de la gente y mi mente seguía: “La vida no es sagrada”.
Vi culos, escotes y con libido mi mente repetía: “La vida no es sagrada”. Resistiendo
el esfínter llegué al baño y mi mente gritaba: “LA VIDA NO ES SAGRADA”. Aborte un
hermoso feto café en el baño de un centro comercial y la vida no es sagrada.