No necesito
ningún pedestal
Me bajo
solo de ellos
Prefiero
los montículos de basura de mi cuarto
Van más de
acuerdo con mi barba que nunca me abandona
Con mis
uñas eternamente sucias
Con mi risa
insoportable
Y las
lágrimas que mezclo con cerveza
No necesito
de laureles
Aun cuando
el ego me lo exige
Pero aun
así déjenme feliz en la basura
Y sentir
que nadie me alcanza.
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