domingo, 10 de agosto de 2014

Trillado

Ese día estaba dispuesto para arrancarme la cabeza, tirarla al piso, mearla y patearla hacia el olvido. Pero en el peor de los casos, me conformaba con vomitar el hígado como plan “B”. Al final solo era un trillado, con un problema trillado y el consuelo trillado de trastocar los sentidos.

Entre perdidas de consciencia y otros orgullosos pecados me fui aceptando el panorama. Estaba triste, no lo niego. Pero entre la trillada nostalgia, pude liberar una trillada risa, con las trilladas groserías.


El ánimo subía un poco. Incluso con un despertar de un dolor de cabeza como si me la hubiese arrancado, tirado al piso, meado y pateado hacia el mediodía. Me atragante con paracetamoles y sobreviví de suerte, pero de buen humor extrañamente. Mis problemas sociales se resolvieron casi en su total, con los trillados vicios de hablar solo y correrse la paja. 

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