sábado, 21 de diciembre de 2013

Historia de un facho ilustre.

El viejo era bueno y ya me tenía ubicado. Tuve la suerte de conocerlo pidiendo agua y con una caña de mierda. De esas que te dejan sin hambre y sintiéndome como el pico. El solo sonreía y me decía: Lo pasó bien anoche joven. Yo solo atinaba sonreír, hacerme el weon de un principio, sabía que el viejo sería cómplice pasajero. El viejo comentaba el clima en algunas ocasiones, en otras sobre cierta teleserie que no veo, pero era fijo que hablábamos de la selección y de futbol. El viejo me era simpático, típico viejo tela y buenos para las cañas de vino tinto. Les juro que nunca supe su nombre, nunca le pregunte como se llamaba y tampoco él nunca me dijo. Solo escuchaba, fingía por simpatía encontrarle la razón, atinaba agradecer el agua y saludarlo cada vez que lo veía con un: Buenas tardes.

Un día que me tenía que juntar con mi mina y para variar estaba atrasado. Celular descargado, no usas reloj y no sabes qué hora es por la poción del sol, solo sabes que es tarde. Pero el viejo me salvo al verlo y pedirle la hora. Solo que la cago al sacar el reloj de su bolsillo, también saco un calendario de Pinochet.

Lo que opino de Pinochet y de sus seguidores fanáticos no es bueno. En verdad el pinochetismo me causa rechazo, hacer burlas y tratar a weones como imbéciles en muchas ocasiones. Pero el calendario del viejo me dejo mudo, me fue decepcionante y odiaba al destino porque fuera facho. Seguí fingiendo, simpatía más que nada, pero no fue igual que antes. Asumo que aún me paso a Pinocho por la callampa con todas sus letras, pero sentir que el viejo que siempre tan amable me dio agua no era bueno, fue imbécil de mi parte.


Ahora hay otro viejo, que tampoco sé cómo se llama. Pero este ni siquiera saluda y solo le pido agua cuando está regando. No sé si es facho o concerta, ni chicha ni limonada. Pero quiero al viejo bueno, el mismo que siempre me sonría. Incluso entando ebrio o con ojos rojos de tanto porro. El que más me acepto, incluso sintiendo él, que mi vida era una mierda.

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