viernes, 31 de enero de 2014

Ni del alma, ni del pene.

¿No sé a qué me aferro?
A ver crecer el pasto
A la esperanza ingenua de vencer al capitalismo
O darle un sentido a una realidad te patea las bolas
Puede que solo sea dejar de ver la vida como un milagro
Y solo sigas respirando, consumiendo y cagando
Porque uno es macho, rudo y hediondo

Aunque lo de macho se reduzca aun libido desesperado
Lo rudo a querer destruir el mundo
Y lo hediondo solo es querer ser un poco más solitario
Ya no sé qué es verdad o mentira
Pero esa indiferencia me asusta
Es indiferencia con apariencia de locura total
Y con olor a muerte

Aun así me aferro a la vida odiando ser viejo
Tan hipócrita como vivir temiendo a la muerte
Tan estúpido como querer evitar las piedras del camino
Tan contradictorio como querer salir ileso
Y tan egoísta como terminar con algo en las manos

A lo que me aferro es tan infantil como transcendental
Y nula importancia por ser solo meditaciones de un vago
No sé si el mundo necesita de alguien que guste comer las cosas crudas
Y sentir placentero desprecio por lo humano.



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